(Amaiur-Elizondo-Santa María de Eunate- Obanos-Puente de la Reina-ermita Virgen de Andión)
Y llegó el lunes 28 de septiembre, y mi gozo en un
pozo. Amaneció un día gris, pero con las primeras luces rompió a llover, y no
chirimiri, sino una buena cortina de agua. Y pasando ya las 10 de la mañana
seguimos bajo esta capa de agua. Pensamos qué hacer en un día tan tan feo. Para
hoy por la mañana habíamos decidido cambiar la ruta al molino del infierno por
la senda a la cascada de Xorroxin y por
la tarde comenzar a bajar hacia Estella. Pero con el día así es imposible
iniciar una ruta de más de 7km y 2 o 3 horas de duración aunque dejara de
llover. El cielo no dejaba de amenazar lluvia y 7 km son muchos. Así que con
pena, tomamos la decisión de bajar a Amaiur y si la lluvia lo permitía, pasear
por sus calles y hacer lo mismo con Elizondo cuya visita fue interrumpida el
otro día también por la lluvia.
Cuando calentamos
motores se acercó un señor con botas de agua y paraguas protegiéndose de esta pertinaz
y fuerte cortina de agua preguntándonos si habíamos visto a dos perretes.
Lamentablemente no. Y me muero de pena. Solo pienso en lo que debe sentir este
buen hombre para bajo esta lluvia estar buscando a sus perros y pienso donde
pueden estar cobijados esos dos pobres animales con la que estaba cayendo. En
fin. Terminará por encontrarlos.
La lluvia parece ceder
y comenzamos el descenso del puerto d Otsondo. Cuando llegamos a Amaiur la lluvia ha aflojado
considerablemente lo que nos permite iniciar nuestra visita comenzando con su
molino que encontramos cerrado. Y sentimos no poder visitarlo ya que se trata
de un molino rehabilitado aún hoy en funcionamiento donde se puede comprar
harina de maíz o de trigo y degustar talos recién hechos. Un cartel avisa del
motivo por el cual durante los meses de septiembre, octubre y noviembre
permanecerá cerrado: “Por paternidad”.. Sonreímos
y nos acercamos a la entrada del pueblo. Vemos una campa donde al parecer hasta
hace nada, se permitía la pernocta de autocaravanas pero ahora un cartel ilegal
de prohibición de estacionamiento desde las 10 de la noche a las 8 de la mañana
impide que la gente pueda quedarse. Los comentarios en park4night son del
estilo de “si saben contar, que cuenten con 1 menos” y es una pena porque
eliminan una posible fuente de ingresos ya que el pueblo cuenta con restaurante
y bar.
Una curiosa puerta nos
da la entrada a esta pequeña localidad. Se desconoce su significado, unos dicen
que era para proteger a los habitantes
pero lo cierto es que no se sabe. La
atravesamos y nos vemos engullidos por una hermosa calle jalonada de vetustos
edificios de piedra donde no desentona nada. Armonía, elegancia, incluso los
que no están restaurados tampoco desentonan. Estamos ante un ejemplo típico de
pueblo-calle-camino, estando casi todas sus casas, casonas y palacios alineados
paralelamente a lo largo de su larga calle principal ya que esta población se construyó siguiendo el trayecto del Camino de Santiago
del Baztan. En realidad este pueblo es esta calle principal donde se alinean
casonas y palacios a un lado y a otro, y otra perpendicular, de similar
elegancia y belleza. La arquitectura palaciega tiene aquí magníficos
ejemplares.
Todo limpio, ordenado.
Perfecto. Parece más un pueblo francés que español. Incluso me sorprende que
tenga una escuela porque el tamaño de la localidad no parece que diera para esto. Todo este
conjunto integrado por casas y casonas da a esta vieja Villa, tantos años
independiente, un aire distintivo lleno de personalidad y solera, difícil de
ubicar.
Atrás dejamos Amaiur para dirigirnos a Elizondo. Aparcamos casi en el mismo sitio que el otro día y caminamos por la calle de Santiago adelante. Esta vez llegamos a la famosa ferretería a la que Angel entra como mosca a la miel. Y realmente el lugar es curioso. Me llama especialmente la atención un cuarto lleno de cencerros de todos los tamaños y precios, desde los 12 euros los más pequeños hasta uno gigantesto de más de 300 euros. También venden las correas y los badajos, de madera y de…cuerno, que nunca los había visto. Los kaikus, de madera, también llaman nuestra atención aunque nos parecen un poco caros. Angel compra alguna cosilla y continuamos en busca de una famosa pastelería. Pero…hoy es lunes y está cerrada, así que….podría decirse que mejor para mi, no me conviene, pero lo sustituí por unos anacardos que compramos en el día y que cayeron al comprar pan. Así que… pequé igualmente.
Y llegamos hasta el final de la calle. Llama nuestra atención la iglesia de Santiago que al parecer tiene una larga y polémica historia ya que ha cambiado de emplazamiento.
Después de callejear algo por una calle paralela
jalonada de viejos palacetes, regresamos a la autocaravana para poner rumbo al
sur, hacia el sol, a nuestro siguiente destino, la iglesia de Santa Maria de Eunate, cerca de Estella a donde llegamos
sobre las 17 horas después de haber comido en un area de descanso de la
carretera.
Y esta iglesia únicamente abre los fines de semana, así que nuestro gozo en pozo, la encontramos en medio de un llano abierto y completamente cerrada. He de confesar que lo sabíamos, pero su peculiar exterior nos parecía tan interesante como el interior que no podríamos visitar. Así que dejamos la autocaravana en el aparcamiento y rodeamos esta pequeña iglesia del camino de Santiago de enigmática geometría y curiosa arquitectura ya que es de planta octogonal y rodeada de arcadas abiertas por el exterior, 33 arcos en total con capiteles decorados. Nunca habíamos visto nada igual, así que ya por esta peculiaridad me resultó interesante la visita.
Desde aquí pusimos rumbo a Puente de la Reina, pero antes nos desviamos hacia Obanos localidad que aparecía destacada con un cartel en la carretera. Parte del camino de Santiago, tiene una plaza de los fueros curiosa y bonita y algún que otro edificio destacable, pero nada más.
Y ahora si pusimos
rumbo a Puente la Reina, "cruce
de caminos", que nacio por y para la Vía Compostelana siendo un claro
ejemplo de pueblo-calle.
Después de aparcar, no
sin cierta dificultad, paseamos por lo que parecía ser su calle principal a
cuyos lados se levantaban sobrias residencias a las que se accedía por grandes
arcos hasta llegar a su plaza mayor porticada y después hasta el puente para
pasear sobre él y desde allí observar las casas que se elevaban a la rivera del
rio.
Dando por terminado el
día pusimos rumbo a donde nos encontramos ahora, al aparcamiento de la ermita de la Virgen de Andión (42.597098;
-1.861682), cerca de la villa romana de
Andelos. Un lugar estupendo donde por la hora que es, las 20 creemos que
estaremos solos. Hasta aquí hemos llegado por una carretera estrecha asfaltada
que es en realidad un camino de poco más de 3 kilómetros, pero con buena
visibilidad y posibilidad de apartarse para dejar paso a otro vehículo.
Y mañana teníamos la
intención de visitar esta villa romana, pero….solo abre los fines de semana.
Toda la vida esperando a jubilarme para hacer turismo sin gente, y lo que
ocurre es que como no hay gente, no se abre. En fin. Tampoco la pandemia ayuda.
Pondremos rumbo a Estella y después terminaremos en el monasterio de Santa
María de Iraztu donde hemos leído que hay un buen sitio para pernoctar.
Noche super tranquila
y solitaria, aunque tengo que decir que a la mañana siguiente vimos una furgoneta
a unos metros de nosotros. Se trataba de una pareja entradita ya en años (más
mayores que nosotros) a los que vimos la tarde anterior y les preguntamos si
iban a hacer noche allí. El confirmó que sí, pero ella rápidamente dijo que
tenían que hacer unas “cosas”. Pense, “será ir a la compra, o al cine…” en fin. Al parecer regresaron y se
pusieron mucho más apartados de nosotros, hasta tal punto, que se salieron del
camino y de lo que era el perímetro de la zona de la ermita.
(Acueducto y embalse romano de Andelos-Estella- Monasterio de Santa María de
Iraztum)
Mañana del martes
29 de septiembre brillante y estupenda. Pensamos en que Tula estirara sus
patitas para luego dejarla tranquila en la autocaravana mientras visitábamos Estella.
Pero al salir del contorno de la ermita vimos frente a nosotros dos coches y
gente trabajando en lo que había sido el viaducto que llevaba agua a la villa
romana de Andelos.
Como no podía ser de otra manera, me acerqué. Se trataba de dos lugareños jubilados que dedicaban su tiempo libre a seguir excavando tratando de desenterrar más partes del viaducto. Eran vecinos del pueblo, uno licenciado en historia y que nos dijeron que tenían todos los permisos y “bendiciones”. Y allí estaban al sol con un pico desenterrando cuidadosamente los pilares. Nos dijeron que a 200 metros teníamos la balsa o depósito regulador donde se almacenaba el agua antes de entrar por el acueducto y ser distribuida por la ciudad y que siguiendo un camino en buen estado unos 3 km encontraríamos el embalse original.
El descubrimiento más notable en relación con la ciudad de Andelos es su sistema de abastecimiento de aguas. Es excepcional el hallazgo y conservación de esta obra hidráulica que comprende desde la captación hasta el centro de distribución en la ciudad.
Así que caminando
recorrimos esos 200 metros y nos sorprendió lo que encontramos, el depósito
regulador, una estructura con sillares de lo que había sido en su día hace
más de 2000 años la balsa a la que llegaba el agua y donde se decantaba para ser reconducida por
el viaducto a la ciudad y que ocupa un amplio espacio excavado en el terreno de
85 x 37 metros con una capacidad de almacenamiento de 7.000 metros cúbicos.
En su construcción hubo dos fases. En la primera el depósito era de dimensiones más reducidas y las paredes y suelos estaban impermeabilizadas con un revestimiento de argamasa hidráulica. En una segunda fase se realizó una ampliación que reforzó los muros con 37 contrafuertes interiores con el fin de aguantar el empuje de la tierra a depósito vacío. A esta segunda obra corresponde la arqueta de salida de agua y la escalera de bajada al interior.
Tenía también un
sistema de compuertas con una especie de tornillos que manejaban para abrir o
cerrar que aún podemos contemplar en el muro Este del depósito donde hay una arqueta que da paso a la cámara
de llaves que controlaba la salida de agua al inicio del acueducto.
La vaguada existente y
la diferencia de nivel entre el depósito y la ciudad hizo necesaria la
construcción de un acueducto, con un canal de piedra, por el que circulaba el
agua a presión a través de una tubería de plomo y un sistema de sifón.
Y a lo largo de
nuestra vida, que ya sumamos unos años, hemos visitado muchas villas romanas y
en ninguna habíamos visto las entrañas del sistema hidráulico. Unos enormes
sillares reforzados en algunos puntos formaban un rectángulo que contenía el
agua donde reposaba.
El siguiente punto era
regresar a por la autocaravana y dirigirnos al embalse. Así que antes de nada
cargamos agua en la fuente de la ermita y pudimos comprobar que nunca faltaba
gente, limpiando, recogiendo, trabajando…Y en el bosque de Andión donde se
encuentra la ermita, descubrimos una curiosa estructura cónica que tenía en su
interior bancos y que había sido construida
por vecinos del pueblo según figuraba en sus paredes; en fin un pueblo
trabajador, muy activo y que apreciaba y cuidaba de lo suyo. Una envidia.
Nos dirigimos por un
buen camino de concentración hacia este embalse. Buena visibilidad, y ancho
suficiente excepto en algunos metros. Y a unos 400 metros en un cruce y en una
pequeña explanada, dejamos la autocaravana ya que la pista pasaba a ser un
camino más estrecho y en peor estado.
En menos de 5 minutos llegamos a este embalse, la denominada Presa de Iturranduz aunque su nombre popular es la de “puente del diablo” construida aprovechando una hondonada en el terreno donde hay un manantial. La excavación nos muestra los restos de dos obras de contención realizadas en épocas sucesivas. La primera es una construcción de sillarejo, con trece contrafuertes interiores y una arqueta de salida de agua. La longitud total es de 150 metros. Se ejecutó en el siglo I d.C.
Su deficiente impermeabilidad hizo necesaria su sustitución por una pantalla de hormigón reforzada con nueve contrafuertes al exterior. Tiene una longitud de 102 metros y apoya sus estribos en la roca. Su fecha de construcción puede corresponder a principios de siglo II d.C. Tremendamente curioso y muy interesante para nosotros que nunca habíamos visto nada igual.
Así que recomiendo encarecidamente la visita a estos dos lugares que al que no haya visto algo similar, le sorprenderá.
Regresamos sobre
nuestros pasos encogidos un poco por el sonido de la escopeta de algún cazador
así que íbamos hablando alto, incluso cantando y con Tula en medio de los dos.
Una vez en la
autocaravana pusimos ya rumbo a Estella
a donde llegaríamos media hora después aparcando sin dificultad.
Dejamos a nuestra amiga peluda dentro y en primer lugar nos dirigimos a la iglesia de San Pedro. Pero cuando llegamos y encontramos el ascensor, la iglesia estaba completamente cerrada. Disfruté del claustro románico del siglo XII considerado uno de los conjuntos de mayor riqueza escultórica del románico navarro únicamente desde el exterior enojándome mucho. Se quejan de que no hay turismo, pero luego lo tienen cerrado todo excepto, y con suerte, los fines de semana.
Al otro extremo del claustro, el pórtico del siglo XIII, de arcos lobulados de influencia árabe y rica ornamentación es también otra belleza. Su interior no pudimos visitarlo.
Enfadada me fui a la
oficina de turismo, más que nada a preguntar qué es lo que era visitable, para
no molestarme más de lo necesario en caminar. Allí nos dieron un mapa y nos
hicieron algunas recomendaciones. Nos dijeron que los propios vecinos querían
enseñar su iglesia, pero que el covid los había atemorizado y no querían
arriesgarse a lo que yo comenté que deberían ceder entonces las llaves a alguna
entidad, o a la oficina de turismo, o arbitrar algún otro sistema para que los
que quisiéramos pudiéramos disfrutar de estas bellezas.
Frente a la oficina, el palacio de los reyes de Navarra, una de las joyas arquitectónicas de la ciudad y único ejemplo del románico civil de la Comunidad Foral que nos descubre una magnífica fachada con dos capiteles historiados.
Y ya desde allí regresamos a la autocaravana comprando antes pan, unos dulces y algo de fruta. Y a las 14 horas pusimos rumbo a donde estamos ahora, al Monasterio de Santa María de Iraztum que encontramos a unos 10 km después circulando por una buena carretera aunque al final algo justa de ancho, pero con buena visibilidad.
Este monasterio tiene una curiosa situación. Desde Estella hemos circulado por una carretera que discurría por grandes llanuras despobladas de vegetación para súbitamente, al abandonar la carretera general en Abárzuza, entrar en una carretera donde el paisaje aparece arbolado y mas accidentado. Al final de esta carretera de unos 3 km y tras un pequeño estrecho aparece en una planicie y rodeado de una pequeña corona de montañas de suaves cimas y cerrado también en el otro extremo este Monasterio.Oculto en el verde valle de Yerri, como si estuviera recogido y arropado, rodeado de sierras arboladas y verdes. Así cumple las condiciones que dirigieron su construcción: ”en el fondo de un valle cerrado, cerca de un río en el que el agua fluya generosamente y, como horizonte, el cielo para estar más cerca de Dios".
La carretera muere
aquí por lo que el silencio es tan solo roto por los pequeños cencerros de lo
que parecen ovejas y de vez en cuando, algún turismo que llega.
Comemos y descansamos
y sobre las 16,30 nos acercamos a visitar este Monasterio Cisterciense.
Los monjes
cistercienses se establecieron en el siglo XII y aunque durante la
Desamortización de 1835 permanecieron protegidos por los carlistas, en 1839
tuvieron que abandonar el monasterio que pasó a ser propiedad del Estado.
El edificio permaneció
abandonado hasta mediados del siglo pasado, cuando se inició su reconstrucción.
Un año más tarde se establecieron en Irantzu los padres teatinos, actuales
moradores del monasterio que tradicionalmente fue benedictino.
Impresionan las
dimensiones de un nogal que está a la entrada, y su edad, claro proporcional a
su envergadura.
Y como siempre,
sorprende la sencillez de su arquitectura, la elegancia de sus pocos elementos
decorativos.
Este claustro conserva el lavatorio gótico con una original
fuente hexagonal.
El sol baña sus piedras doradas haciéndolo más
hermoso, resaltando más su belleza y elegancia. Algún cura lee sentado
aprovechando el calor del sol. Desde aquí vamos desgranando las distintas
dependencias del monasterio
Entramos en la cocina de estilo medieval donde nos llama la atención
su enorme chimenea central en la cual un puchero parece esperar a que el fraile
cocinero regrese a terminar su labor.
Salimos hacia una pequeña iglesia. Atravesamos una zona de césped cuidada donde otro cura lee.
En
la iglesia, encontramos otro cura más y fuera otro más, este último, también
leyendo así que le pregunté si era su “hora de lectura” lo que nos confirmó.
Nos comentó que el cura “director” les aconseja una lectura y luego
intercambian opiniones. Y como era comunicativo, aproveché. Nos dijo que en el
monasterio vivían ahora cuatro sacerdotes que eran párrocos en distintos pueblos
de la zona, con “una mujer” que limpiaba y hacía la comida (me tuve que morder
la lengua...para no hacerle ningún comentario del estilo de si no sabían ellos
hacerlo solos…pero bueno). También nos dijo que se celebraban ejercicios
espirituales recibiendo seglares de
ambos sexos así como otros curas. Justo ahora había dos obispos y algunos
curas.
Y ya salimos y nos introdujimos en su iglesia, la de Santa María, construida a finales del siglo XII. Este templo, de planta de cruz latina con una capilla central y dos laterales, sorprende por su iluminación, ya que la disposición de los ventanales hace que el conjunto tenga mucha claridad resultando además elegante y sencilla, muy sencilla. Aquí notamos más partes reconstruidas que en el resto del monasterio y es que en las fotografías que tienen expuestas en la entrada pudimos ver como estaba el Monasterio en 1940 cuando iniciaron su restauración, que más que una restauración yo lo llamaría reconstrucción porque había más en el suelo y comido por la maleza que levantado.
Ya en la sala donde
compramos las entradas, visionamos las fotografías de su reconstrucción y
regresamos a darnos una buena ducha y descansar. Descubrimos una pequeña ruta a una garanta de 2,2 km y con poco desnivel que seguramente mañana
por la mañana después de desayunar, haríamos.
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