Soria en el recuerdo, siempre.

 (Soria-Medinacelli)

Como hasta ahora, noche tranquila y mañana del jueves 1 de octubre, nubosa, amenazando lluvia. Y no hay duda de que estamos en Soria ya que mañana es más bien fresca. Así que me encontré buceando en el armario buscando algo de abrigo, unos pantalones largos y un chubasquero.

Buscamos una rutilla corta para hacer caminando.  De todas las que había elegimos una que comenzaba antes del centro de recepción de visitantes y que nos introdujo por unas praderas llanas y cubiertas de verde, almohadilladas por los hierbajos que tapizaban todo el suelo. Roquedales a un lado, árboles a otro, robles principalmente, algunos de gran porte, nos van dando paso mientras que caminamos. 

En un momento determinado vemos una señal que nos indica la cercanía de pinturas rupestres y nos dirigimos a ellas. Encontramos un abrigo cerrado con una verja por lo que suponemos que es allí donde están las pinturas. Delante un cartel las reproduce. Pero…no las encontramos fácilmente y únicamente fuimos capaces de distinguir una de un conjunto de casi media docena y gracias al cartel.

Dejamos este abrigo y continuamos nuestro camino hasta subir un pequeño. Tula estaba hoy muy activa y parecía disfrutar del paseo mucho más que los otros días, no sé si por los olores o por qué razón, pero corría y trotaba alegremente.


Desde arriba contemplamos una hermosa vista del entorno. Girando 360 grados teníamos a nuestros pies hermosas praderas, ondulantes cimas y el embalse, supongo que de la Cuerda del Pozo… Y decidimos descender pero no continuar el recorrido ya que según el plano que estaba en la caseta del guarda, tan solo habíamos hecho 1/3 del recorrido. Así que nos quedaba bastante por lo que regresamos por donde habíamos venido.

Rumbo a Soria capital donde elegimos su cementerio como posible lugar de fácil aparcamiento, como así fue,  y allí dejamos también a nuestra amiga peluda.

Desde allí iniciamos un brevísimo recorrido por esta ciudad, en recuerdo del que hicimos cuando yo posiblemente tenía 18 años y Angel 22.

Y a 100 metros de donde habíamos dejado la autocaravana nos dimos de lleno con el olmo de Machado pero nos sorprendió el entorno. En nuestros recuerdos no  había tantas viviendas y ahora nos rodeaban por todos los lados.



Descendimos en dirección a San Juan de Rabanera muy cerca del cementerio  y uno de los lugares emblemáticos de esta ciudad y de nuevo nos sorprendió al estar rodeada y casi engullida por las nuevas edificaciones. El contraste entre este maravilloso edifico románico y los nuevos edificios no me gustó nada. Es más, casi podría decir que me repelió así que sin más continuamos nuestro camino.

De allí bajamos hasta llegar el centro, a calles peatonales que a las 12 estaban llenas de gente que iban y venían. 

Pasamos por el Instituto donde Machado fue profesor lleno del bullicio de sus estudiantes que debían estar en un descanso y seguimos hasta la iglesia de Santo Domingo, admirando su espléndida y monumental fachada románica, para muchos una de las mejores portadas del Románico español, de influencia francesa pero con la sencillez y austeridad del románico castellano. Y una vez más nos sorprendió verla rodeada de nuevas construcciones, junto a una ruidosa avenida. Sentimos….como si hubiera perdido identidad, su encanto.  Parecía fuera de lugar y admirando su fachada no conseguí abstraerme de su entorno que parecía artificial, o ¿era la iglesiala que estaba fuera de lugar?.

Y aquí….tengo que dar la razón a Leon Felipe: no regresar a los sitios donde un día fuiste feliz. Posiblemente porque ya no fueras a serlo tanto como esa vez. Todo estaba muy cambiado, y no para bien.




De regreso decidimos perdernos un poco por sus calles y dimos con el impresionante edificio del Palacio de los Duques de Gomara que actualmente alberga el palacio de justicia y de pronto, ¡zas!, mi debilidad, un mercadillo. Así que a ver que vendían. Me dejé engullir por los puestos y en uno encontré zapatos buenos de piel….¡a 5 euros!. Eso fue demasiado para poder resistirme así  que rebusque en su mesa alguno de mi número. De cara al invierno y la  primavera que venía en la que estrenaría previsiblemente mi jubilación,  iba a sustituir los tacones que usaba para ir a trabajar por zapatos más cómodos y de esos, estaba un poco escasa, y por 5 euros….

Angel se enfadó mucho conmigo porque dijo que no me preocupé de guardar la distancia de seguridad y que tuve señoras muy cerca de mi. Y yo, posiblemente entusiasmada por mi descubrimiento, no fui consciente de ello así que me quedé muy preocupada.

Tengo mucho respeto al bicho. Y ahora que estoy tan cerca de la jubilación, de vivir en libertad lo que quede de mi vida con mi compañero, de viajar sin límite de tiempo, ahora,… no quiero que nada me lo estropee y este bicho es una gran amenaza.

Ya de regreso en el cementerio nos acercamos a ver, como lo hicimos hace 40 años atrás, la tumba de Leonor Izquierdo la jovencísima esposa de Machado. Señales nos orientaron hasta llegar a ella. Y aquí parecía que el tiempo no había pasado, y parafraseando la bella canción de Carlos Gardel de que “20 años no es nada”, en este caso parecía que 40 años no fueron nada. Pero…fue un breve espejismo. Sí, 40 años sí habían sido mucho. Casi toda una vida.

Ya en la autocaravana, procedí a desinfectar bolsa, zapatos, teléfono, cámara…..ojalá me pudiera desinfectar entera.

Ahora rumbo a San Juan del Duero. Pero cuando llegamos, el aparcamiento tenía un par de señales de prohibición de parar, no solo estacionar, para las autocaravanas. No encontramos nada cerca, tan solo en la misma carretera en batería y milagrosamente, así que allí la dejamos aparcada, pero San Juan estaba ya cerrado por lo que nos acercamos andando al otro lado del río, a la Concatedral de San Pedro. 

Angel tenía un empeño especial en ir, y de hecho, fue muy insistente. Luego descubrí el motivo.  Y es que guardaba un recuerdo de cuando estuvimos allí. Según él, cuando estábamos  contemplando su fachada  se acercó un cura a explicarnos que a ambos lados del obispo que está esculpido encima de la puerta, hay dos angelitos, pero….no son dos angelitos, son un “angelito” y una “angelita”. Y allí seguían. Para nosotros habían pasado 40 años pero para ellos sí que no eran nada cuando sumaban unos cuantos de cientos más. Y ¡qué envidia me da su memoria! porque yo, si no me acuerdo es como si no lo hubiera vivido y él conserva estos recuerdos de una manera clara y nítida. Y no solo de esto.

Y justo detrás encontramos un sitio donde poder aparcar la autocaravana,  comer y descansar así que regresamos a por ella. Sobre las 16,30, fuimos caminando a San Juan del Duero. Y si bien conservaba recuerdos del claustro, como imágenes fugaces, quizás por ser más popular y haber sido más fotografiado,  de su interior no conservaba ninguno.  Y me resultó magnífico, aunque el protagonismo lo sigue teniendo el claustro, pese a su estado ruinoso que quizás lo dota de mayor encanto.  

Su interior de una sola nave, tiene la  singularidad de tener dos hermosos templetes a ambos lados construidos después que el resto de la iglesia y que albergan ambos un altar. Esto se atribuye al tipo de ritual cristiano que realizaron los moradores originales. Destacan sus capiteles con escenas bíblicas y seres fantásticos. A la izquierda la degollación de San Juan Bautista y a la derecha el nacimiento de Jesús, dentro de las escenas del ciclo de la Natividad.

Y
a en el exterior, dejamos que la belleza de su claustro nos atrapara. Es uno de los más originales del románico español por la variedad e influencias de su arquitectura: trazas del románico más puro, arcos apuntados tendentes a la herradura, así como huellas bizantinas y árabes. Me entretuve fotografiándolo desde distintos ángulos  regateando con el sol que en su juego con las nubes, iluminaba aquí y allá.

Y ya pusimos rumbo a donde nos encontramos hoy descansando, en el área de Medinaceli. Este lugar nos gusta mucho a los dos. La conocemos desde antes de convertirse en un área. Y ahora han añadido plazas de aparcamiento de turismos junto a ella, aunque nos dimos cuenta después de situarnos ocupando una plaza y media.  

Pero antes de instalarnos no hemos podido resistirnos a ir, una vez más, como hemos hecho año tras año y siempre que pasamos por aquí, al Convento de las Clarisas a comprar una cajita de esas pastas que en realidad son trocitos de almendra bañadas en chocolate, una auténtica delicia para el paladar, pero…hemos decidido repartirla y así conseguimos también repartir los kilos, porque a ver que dice la báscula mañana, pero no me siento muy a gusto con ciertos excesos que he podido hacer algún día que otro.

Y estamos ya a dos horas de casa. Aun me quedan dos días de vacaciones y casi todos los “moscosos”, pero el invierno se echa encima y esta maldita pandemia no nos da tregua. Se habla de confinar Madrid y no sabemos si nos tocará también en Boadilla como parte de la Comunidad. Raul y su pareja se han quedado a 100 metros escasos de la primera tanda de confinamientos, y ahora posiblemente les toque. Ambos….están en “stand by”. Ambos tienen pendiente leer su tesis sin la cual, no pueden arrancar laboralmente y nuestro hijo mayor, que se casó a primeros de septiembre dejando pendiente la celebración, se incorpora mañana a su puesto y no sabe lo que se encontrara en su hospital.

Corren malos tiempos, malos…

A principios de Enero de 2021, cuando termino de escribir y repasar el relato, hay cosas que han cambiado. La puñetera pandemia sigue adelante y ya se habla de una “tercera ola” consecuencia de las reuniones navideñas, algo que nosotros hemos evitado. Pero se ha dado la salida a la vacunación y hay varias vacunas aprobadas que están empezando a ponerse pero a un ritmo excesivamente lente y aunque quieren tener al 70% de la población inmunizada para el verano a este ritmo, tardarían 10 años en vacunarnos a todos y cada Comunidad Autónoma lleva el suyo propio y una vez más, las acusaciones, ataques y broncas políticas son las protagonistas de todo este drama. Pero también añado que salvando muchas dificultades, nuestro hijo mayor y su compañera han conseguido defender su tesis doctoral, ambos con sobresaliente “cum laude”, así que al menos su carreteras pueden tener una continuidad saliendo de ese “stand by” tan poco productivo.


Mª Angeles del Valle Blazquez
Boadilla del Monte, Enero de 2021

 

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